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Nuestro símbolo

Jorge Oteiza

Jorge OteizaTeniendo en cuenta que los fundadores de este nuevo centro son los Padres Franciscanos de Zarautz, y por otro lado las ikastolas de Zarautz y Orio, buscando la figura de alguien relacionado con estos tres agentes, nos hemos encontrado con el famoso artista Jorge Oteiza.
Aunque nació en Orio, vivió durante la mayor parte de su vida en la vecina Zarautz. Además, en 1950, con la obra “Los Apóstoles” y la Piedad, fue el ganador del concurso de esculturas que luego cubriría la fachada del Santuario Franciscano de Aranzazu, en Oñate. En 1954 el obispado de San Sebastián le censuró las esculturas, y estuvieron abandonadas durante años en los laterales de la carretera. En 1969 pudo finalizar la obra.

Bitoriano Gandiaga

Una vez definido el nuevo centro, había que crear la fundación, y a esta había que ponerle algún nombre.

Teniendo en cuenta que al liceo se le había puesto el nombre de Oteitza, buscando otro personaje apareció el nombre del ilustre poeta y escritor Bitoriano Gandiaga.

Con trece años comenzó sus estudios de fraile y sacerdocio en Aranzazu. En Aranzazu y en Forua estudio Humanidades. Entre los años 1947 y 1948 hizo el noviciado en Zarautz. En Erriberri curso los estudios de Filosofía (1948-1951) y en Aranzazu los de Teología (1851-1955). Una vez conciliado sacerdote, paso toda su vida en Aranzazu,

¿De dónde ha surgido el logotipo?

A la hora de diseñar el logotipo de Oteitza Lizeo Politeknikoa, se tomo como referencia una de las esculturas de Jorge Oteiza. A la hora de diseñar el logotipo de Oteitza Lizeo Politeknikoa, se tomo como referencia una de las esculturas de Jorge Oteiza.
A la hora de diseñar el logotipo de Oteitza Lizeo Politeknikoa, se tomo como referencia una de las esculturas de Jorge Oteiza.

El símbolo o logotipo de Oteitza Lizeo Politeknikoa surge a partir de una obra que hace años Jorge Oteiza hizo tomando como referente una de los aleros de la Iglesia de los Padres Franciscanos de Zarautz.
En cuanto a los colores gris y negro, son en referencia a la piedra y a las sombras con las que Jorge Oteiza jugaba habitualmente. El rojo, por otra parte, era muy querido por el propio Jorge Oteiza, y por ello era muy propenso a vestir la bufanda siempre roja. Prueba de ello son las bufandas rojas que se suelen regalar al otorgar los premios Oteiza.

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